Insectos como comida para humanos

El hábito de comer insectos se denomina también entomofagia. En grandes regiones del planeta la gente come diversos insectos y sus larvas, que están muy valorados por su alto porcentaje en proteínas. Se pueden comer hervidos, fritos o asados, pero a menudo crudos o incluso vivos. Aunque el hábito de comer otros artrópodos en la Europa actual, como la langosta, sea algo habitual e incluso se considere una delicia, comer insectos es algo más bien poco común e incluso se considera estrafalario. Solo recientemente algunos países europeos empiezan a utilizar insectos en sus platos. Un buen ejemplo es la sopa de escarabajo de mayo comida en Francia y Alemania, y no solo en tiempos de necesidad.

Otros insectos que también se utilizan como alimento entre humanos son los saltamontes, las larvas de escarabajo y las cucarachas, todos ellos fritos. En algunos países como Tailandia, todo lo que tiene patas se utiliza como fuente de alimento. Se fríen incluso arañas, escorpiones y ciempiés, a los que se les quita la boca y las espinas previamente para evitar posibles envenenamientos. La costumbre de comer insectos en algunos países es también parte de la formación militar, ya que los soldados tienen así más posibilidades de sobrevivir.

Los musulmanes denominan a los saltamontes halal, lo que significa que está permitido comerlos. Sin embargo, otros insectos, como las moscas, mosquitos y avispas, son haram: no está permitido comerlos. Los judíos creen que solo cuatro especies de saltamontes son kosher, el resto de insectos y artrópodos son treife, o no kosher. No obstante, sí que pueden comer abejas porque no producen la miel ellas mismas sino que solo la recolectan.

Los cerdeños comen Casu marzu, o más conocido como queso de gusano. Este queso "madura" gracias a que las larvas de la mosca se lo comen para luego excretarlo. Los especialistas dicen que el queso mejora cuanto más tiempo viven en él las larvas y más veces lo han digerido. Este queso tradicional todavía se suele hacer en casa, a pesar de su prohibición por el riesgo de intoxicación alimentaria.

Incluso personas que ni se atreverían a pensar en comer insectos lo hacen de vez en cuando al comer una dieta normal. Productos como los cereales (pan), la fruta (mermelada, yogur) y las nueces (aperitivos, golosinas) son muy populares entre las larvas de insectos, que pueden terminar a veces en la comida.